Macúa Una propuesta desde la casa común.

Date

2017

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Univrsidad Católica Luis Amigó

Abstract

Esta propuesta nace del interés por involucrar el concepto de casa común como facilitador en la construcción de herramientas que favorezcan los encuentros comunitarios y en estos la posibilidad de identificar instrumentos que contribuyan a una convivencia ética que incluya la humanidad, la comunidad y el planeta como variables directas en la opción por la paz como cultura. En respuesta a una cultura de violencia que plaga las localidades y regiones de todo el país hace más de 50 años. Actualmente en Bucaramanga por ejemplo el índice de actos violentos ha aumentado en niños y jóvenes, plasmados estos en sus distintas dimensiones. Maltrato familiar, hurto, daño al bien público, violencia de género, etc. Existe un registro de 22 actos violentos por día respecto al género en la ciudad (Martínez, 016). Según lo anterior y de acuerdo a la experiencia que nace del contacto con distintas culturas; creencias y espiritualidades, hace pensar en la riqueza histórica de sus formas, en la resolución de conflictos y en los actores que se involucran (COMUNIDAD ANDINA, 2009). Además de los ejemplos que nacen desde la resiliencia, el perdón, la altermundialidad, el cuidado y el servicio al planeta y la humanidad como valores y conceptos esenciales cuando se tratar de convivir. Se hace entonces necesario sumarle a este tipo de propuestas, una perspectiva planetaria del asunto. “Nosotros no podemos vivir sin el planeta tierra, pero el planeta tierra si podría vivir sin nosotros”. De acuerdo a esto, lo que más nos conviene es encontrar maneras, formas, actitudes que faciliten en las dinámicas psicosociales posibilidades para una convivencia ética que incluya el componente ecológico para una visión integral del tema. Somos más de 7.365 millones de habitantes en el planeta, según las estadísticas cada 12 años aumentará alrededor de un millón de habitantes (BANCO MUNDIAL, 2016). Los efectos sociales y económicos que tendrá un planeta con esta población hacer dirigir la mirada a las razones por las cuales la humanidad no ha conseguido una vivencia clara de paz. Y es que entre mayor población, mayores dificultades. Mayor inconsistencia en el manejo de los recursos económicos y naturales. Mayores choques entre grupos y comunidades. Esto no corresponde a una visión fatalista de la cuestión. Pero la idea que surge desde hace tiempo, con los grandes líderes espirituales, conlleva a presentar la concepción del humano como parte de un todo. Y este todo se nos presenta como común y como sujeto de preservación. Aspectos ecológicos que indican que el planeta tierra es de todos. Es común. Y que en este planeta tierra habrán de converger las soluciones efectivas que nos muestren un camino para la paz. Camino que considere a la persona misma, al otro (comunidad, familia) y al planeta como gestores y receptores de actitudes de pacíficas. Para sustentar lo anterior, hay estudios que refieren el aprendizaje en un medio natural, ecológico como, gestor de motivación respecto al hecho de aprender. De acuerdo a lo anterior la clave de la humanidad es, volver a lo esencial. Es volver a lo comunitario. Cuando concibo algo no solo como mío, sino del otro, habrá sin duda más opciones por vislumbrar. La respuesta está en el todo en el planeta y en la consideración del otro como objeto de cuidado. Esto refiere a la persona y a la naturaleza, como lineamientos fundamentales.

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